La OI vota... y nos BOTA (Siniestra 3)
por Gabriel Layseca A.
Agronomía
En la comisión de Reforma Educacional Chilena, a partir de un trabajo bastante acabado de reflexión en torno al tema de la educación: el rol del Estado en ésta, la calidad que debiera tener, la necesaria fiscalización, etc; realizamos propuestas concretas de transformación que debiera tener nuestro sistema eduacional. Propusimos le derogación de la LOCE - o como le hubiera gustado a los OI, el cambio de ella - y la eliminación de la municipalización, entre otros aspectos.
Pero no nos centramos sólo en la abolición de lo que hoy existe, sino que, a partir de esta crítica a la institucionalidad actual, generamos propuestas de cambio, sistemas nuevos en los que, podríamos llevar a cabo verdaderas reformas, para que el Estado deje de ser un observador de la Educación y pase a tomar un papel activo.
Propusimos, el espíritu que debiera guiar a la nueva LOCE, una mejora en las condiciones de vida de los profesores, una disminución del número de alumnos por docente y el establecimiento de incentivos para que el sistema público pueda captar a los mejores educadores. Además de una prueba nacional de egreso docente (similar a la que existe para titularse de abogado), como única instancia válida para otorgar el título de Profesor, para que los mejores estudiantes quieran volver a ser profesores y mejoremos la calidad; estableciendo constantes capacitaciones, entre otros beneficios. Todo esto nos permitirá mejorar y democratizar, de una vez por todas, la calidad e inclusión de nuestra Enseñanza.
Lo paradójico es que de las propuestas que elevamos al pleno, la Opción Independiente y el Movimiento Gremial, rechazaron la posibilidad de plebiscitar la derogación de la LOCE, y la eliminación de la Municipalización, pero aprobaron las propuestas alternativas que se generaron en la comisión. Esto demuestra la poca seriedad de estos movimientos, pero por sobre todo de la Opción Independiente. Ellos propusieron la transformación de estos tópicos, pero a la hora de votar, no lograron un acuerdo entre ellos para hacerlo bajo una misma línea, ni se comprometieron con lo que ha sido una de sus últimas banderas de lucha: recordemos a Castro actuando como mediador en el conflicto estudiantil.
Es así que concordamos con nuestros queridos compañeros gremialistas, en cuanto al juicio de valor realizado en su última Naranja Mecánica: nos cuesta confiar en movimientos con principios “amplios y vagos”, como es la OI, pero también miramos con sumo cuidado a quienes se jactan de subsidiarios y defensores de la autonomía de los cuerpos intermedios, pues son este tipo de organizaciones quienes entorpecen el avance hacia una real democracia en nuestra Universidad.
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